Unas sorprendentes obras de arte, fabricadas por el artista coreano Ho Yoon Shin, las cuales son capaces de aparecer y desaparecer ante nuestros propios ojos, dependiendo del lugar que elijamos para contemplarlas. Obras, que por muy increíble que pueda parecer, han sido creadas a mano por Ho Yoon Shin, utilizando papel y una mezcla especial de pegamento. Dos elementos, gracias a los cuales ha conseguido representar en cada escultura un dinamismo, fuerza y fragilidad, imposibles de crear con cualquier otro tipo de material.
La idea surgió en su cabeza, al darse cuenta de que “cuanto más se acercaba al verdadero mensaje de la obra de arte, más se daba cuenta de que no existe ningún tipo de esencia”. Una idea bastante original, que intenta transmitir a través de esculturas y bustos de grandes obras de la humanidad como la Venus de Milo, el David de Miguel Ángel o incluso el archiconocido villano de la Guerra de las Galaxias, Darth Vader.
No son las únicas cosas que le han inspirado, ya que dentro de su colección también hay sitio para esculturas budistas, en las que enfatiza con la filosofía defendida por los monjes tibetanos sobre lo vano y sin contenido.
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