Cada día que pasa, me convenzo un poco más de que para hacer  ese tipo de cosas que todo el mundo admira, no hace falta poseer grandes medios económicos. Lo único que se necesita es tener talento y sobre todo, mucha imaginación y ganas de divertirse.

Es precisamente, lo que transmite la obra del artista ruso Mikhail Sadovnikov, un alfarero que con la única ayuda de sus manos y algunos de los útiles básicos utilizados para dar forma a piezas cerámicas, es capaz de crear estas efímeras maravillas. Unas maravillas, a las que da forma en una ligera capa de arcilla líquida (yo también he pensado en un principio que el material que estaba utilizando era arena) esparcida de forma uniforme en su torno de trabajo, con un ligero toque de sus dedos.

Diseños de tipo geométrico, realizados con una delicadeza admirable y una técnica impecable, que van evolucionando bajo nuestra atenta mirada de contrayéndose y expandiéndose a la vertiginosa velocidad con la que el motor gira el torno de alfarero. Unos diseños totalmente únicos, imposibles de replicar de forma exacta por el artista, que llaman poderosamente la atención a todo aquel que posa su mirada sobre ellos durante unos segundos.

Conoce al artista en: Mikhail Sadovnikov